jueves, 27 de marzo de 2008

El futuro de las lenguas vernáculas en Chile y la globalización

Motivada por la producción neoliberal y fomentada por los medios de comunicación, la globalización ha repercutido en muchos aspectos de nuestras vidas, incluyendo la comunicación lingüística. Este hecho se manifiesta en el fomento de una lengua en detrimento de las otras, siendo esta una lengua impuesta por la propia dinámica del capital. En consecuencia, el inglés se ha convertido en la lengua de comunicación internacional, acarreando el problema de identidad cultural para los países latinoamericanos.


En el mundo existen alrededor de 6.000 lenguas, de las cuales 500 corresponden al continente americano. Estas son ordenadas en un patrón instaurado desde la Colonia: las lenguas europeas se prestigian como lenguas de poder y de los espacios oficiales y públicos, mientras las lenguas indígenas quedan relegadas, en la periferia, a lo privado y folclórico. La relación entre ambas es de constantes tensiones relacionadas con la (des)valoración social y conduce frecuentemente al debilitamiento o desaparición de las últimas. Pero más grave es la situación de los hablantes de esas lenguas relegadas, sobre los que se ejerce una práctica social discriminatoria.

Es posible observar en las últimas décadas esfuerzos de reivindicación lingüística por parte de sectores usualmente discriminados, pretendiendo un reconocimiento oficial. Esta realidad se vive, principal pero no únicamente, en países con altos porcentajes de población autoreconocida como indígena, lo que implica una valoración de la propia cultura y de la lengua materna. Ello ha obligado a los estados a generar políticas lingüísticas acordes a la necesidad de convivencia intercultural, como un marco educativo direccionado a la población indígena en México, programas de Educación Bilingüe Intercultural en Guatemala y Perú, y la apertura de espacios laborales para hablantes de guaraní en Paraguay.

Lamentablemente, en este campo Chile se ha quedado atrás. Nuestro país ha respondido como un ente opresor a las demandas de los pueblos originarios, sin prestar la atención adecuada a la preservación cultural ni a la generación de prácticas democráticas en torno a la unidad nacional con respeto de la diversidad cultural.

La Conadi de Chile es la encargada de la promoción de políticas que fomenten el “desarrollo integral con identidad sociocultural de los pueblos indígenas”, por lo que ha de preocuparse de “promover, coordinar y ejecutar la acción del Estado en favor del desarrollo de las personas y comunidades indígenas, especialmente en lo económico, social y cultural”. Vale decir, es el órgano del Estado que tiene como exclusiva responsabilidad el desarrollo integrado e integral de los pueblos originarios en Chile. Sin embargo, más allá del papel, en la práctica nos encontramos con una total ausencia de políticas de revitalización lingüística.

Los casos de planificación en el área son aislados y particulares; obedecen a intereses de diversas entidades académicas o sociales. Carecen por ello de una columna vertebral que los oriente a un objetivo común y que vaya más allá del rescate aislado de la lengua. Chile no tiene políticas nacionales para preservar sus lenguas vernáculas, y todo intento por su rescate es un llamado a que la sociedad en su conjunto se haga cargo de este tema.

A ello se suman dos ideas del Ministerio de Educación: generar educación bilingüe promoviendo la enseñanza del inglés (como segunda lengua) y promover la relación intercultural con nuestros pueblos originarios obviando el adjetivo “bilingüe”. Ante este hecho no queda más que preguntarnos: ¿Se quiere promover una lengua (el inglés) o la cultura que esa lengua acarrea? ¿Es posible promover una cultura ignorando la lengua que la vehiculiza?

Volvamos a la problemática inicial: la expansión del inglés lleva a la pérdida de la identidad local. Pero solucionar esta problemática no es dejar de usar esa lengua (lo que es más utópico que promoverla), sino levantar espacios de rescate efectivo, en términos cuanti y cualitativos, de las lenguas discriminadas, no para convertirlas en “fósiles” o especies en peligro de extinción que deban exhibirse como piezas de museo, para que de modo efectivo sus hablantes puedan hacer uso de ellas en ámbitos que actualmente se reservan para la lengua dominante.

El hecho de rescatar las lenguas indígenas es más que eso, es preservar culturas por la cultura, es permitirnos practicar la democracia respetando una manera peculiar de interpretar el mundo que se diferencia de las demás visiones de mundo.

Cada cultura ha servido al desarrollo del planeta gracias a su propia y única cosmovisión. Esa diversidad no puede ser globalizada. Esa diversidad debe ser respetada por lo que es, incluyendo su patrimonio intangible.

Desarrollar políticas lingüísticas es el primer paso en el largo camino para alcanzar el desarrollo de los pueblos indígenas en el ámbito lingüístico, pero no entendiendo el desarrollo desde una visión occidental, sino el desarrollo que elaboren por sí mismos y para sí mismos con los recursos que el Estado entregue para ello.

Las lenguas no son herramientas de dominación. Son oportunidades que nos permiten crecer con derechos y deberes, en entendimiento democrático. Por ello, es responsabilidad de los estados su preservación, promoción y valoración.

miércoles, 12 de marzo de 2008

Una despedida para ti

Hoy te escribo porque creo en el valor de la palabra y porque si después de todo lo que (me) ha pasado yo no aprendiera a ser un poco más humilde de nada serviría vivir.

Quiero enviarte un abrazo en medio de esta distancia agotadora. Y deseo hacerlo porque he sabido que terminas una etapa de la vida de esas que -como casi todo- no acaban.

Te escribo también porque quiero pedirte que crezcas sin dejar de ser joven, que nunca dejes de luchar ni de creer en lo imperceptible, que cada día de tu vida tenga un fin, que todo lo que hagas sea importante para ti. Que no abandones tu alegría.

Quiero pedirte que pienses en ti y en tu felicidad, parte importante de la felicidad de todos. ¿De qué sirven las teorías si no es para comprobarse en cada caso, en cada vida? Quiero pedirte que te alimentes con lo que te hará feliz realmente. Que pienses en el futuro y especialmente en TU futuro. Así como has sido capaz de luchar por tantos, lucha por ti. Estudia, las cosas están complicadas acá afuera.

Quiero pedirte que te esfuerces por ser feliz. Y lo más importante: nunca te quedes solo y si algún día la soledad te acecha, escapa. Para personas como nosotros la soledad es parecida a la muerte.

Busca una mujer que te ame, que sepa valorar tu ser; una verdadera compañera. Una mujer que se regocije con tu sonrisa y cuya felicidad sea ver sus ojos reflejados en tu mirada. Una mujer segura, porque solo así podrá estar segura de ti. Una mujer que cuando tome tu mano reconozca que es el único vínculo que la une al mundo y piense como Edipo: “A pesar de tantas pruebas, mi edad avanzada y la grandeza de mi alma me hacen juzgar que todo está bien”.

Y te escribo también porque quiero decirte gracias, compañero (si es que aún puedo llamarte compañero y aunque esa palabra no me sirva para encerrar todo lo que te debo). Gracias por tu vida y por tus elecciones.

Y aunque yo ya entendí que no puedo esperar tu palabra, tú siempre podrás contar con la mía.

¿Van ganando los malos?


Una cosa hay que reconocer en estos tiempos de nuestras pequeñas traiciones: los malos ganan.
Ganan vestidos de buenos o mirando a la cara, pero ganan. Ya sea en el trabajo, en la escuela o en las grandes elecciones estatales, ganan. Ellos siempre ganan.
Humildemente me pregunto: Ellos, los malos, ¿ganan o los dejamos ganar? ¿No será que el propio discurso de autoexclusiones y traiciones ha dado los espacios para que ellos ganen? ¿Y si en realidad somos nosotros los protagonistas de esta historia?
De esas preguntas nace esta página, dedicada a qué sé yo! a tantas cosas! Dedicada a las palabras, a la música, a mis plantas, a mi suelo, a los sueños compartidos y al derecho de los ajenos, a la brisa, al sol y mi mar amado que abandoné un día... pero, sobre todo, este blog está dedicado a la esperanza, a esa esperanza loca que hace que Ayayema quiera dejar de ser Ayayema para aprender a amar y que hará que, aunque hoy los malos ganen, algún día la izquierda recupere su lugar (pa' eso hay que hacer graaaaaaaandes esfuerzos...).
Ayayema de Domingo